Este artículo no es una crónica pero esperemos que lo sea pronto. Hace unas semanas recibí una invitación de los dueños del Camping Pedraforca probar sus instalaciones. Si leen esto que me disculpen por contestar tan tarde y les agradezco de verdad la invitación. Tengo especial devoción por los campings de montaña y este tiene una pinta estupenda. Además está cerca de Andorra. Habrá que probarlo.
Leyendo mi blog uno podría pensar que sobran los campings de playa y faltan de montaña. Tendrían razón.
Pero solo hay un motivo. Si antes les tenia respeto a los desniveles, después de casi despeñarme el año pasado les tengo aún más.
Debo reconocerlo, no tengo coche para subir por una pendiente de 30% remolcando los 1.000 kilos (como poco) que pesa mi caravana cargada. Los 90 Caballitos de mi Picasso apenas pueden con ella y no quiero que desfallezcan. Por eso cuando me decidí a probar el Camping Vall de Laguar (tengo pendiente la crónica todavía, pero es una excelente opción) lo hice en bungalow. Así me quito el mono de la montaña de vez en cuando.
En pleno verano, con el sol apretando de lo lindo, no hay nada mejor que cobijarse en el fresquito de un camping de montaña para dormir plácidamente.
Lo hicimos en el Camping Aralar, en Navarra y nos encantó poder taparnos con edredón en pleno agosto (eso si la primera noche nos pelamos de frio). Volvimos a repetir en Olot, eso si esta vez nos llovió de lo lindo.
Tenemos pendiente un camping de montaña cercano: El camping Mariola. Yo lo conozco de ir en tienda con los amigos en semana santa. El año pasado lo visitamos para ver el acceso. Caminos estrechos y llenos de baches. ¿Nos atreveremos? Seguro que sí.