La fregoneta.

publicado en: Autocaravanas | 2

Este verano me decidí a comprar una furgoneta y camperizarla. Después de analizar mi presupuesto y mis necesidades, me decidí a comprar una ford transit. La furgoneta por excelencia de los gitanos. Localicé una en milanuncios y llamé para probarla. Esta fue mi experiencia.

Me decidí a comprar una furgoneta después de ver la gran cantidad de campers que circulaban por el norte de España. En mi último viaje las vi por todos lados. Aparcadas en el centro de las ciudades, al lado de la playa, durmiendo en las estaciones de servicio, o en pueblecitos de montaña de la Cantabria profunda.

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Me fascina el hecho de ser totalmente autónomo. Me gusta un sitio y me quedo. Sin pagar. Y pasando totalmente desapercibido.

Al principio mi idea era comprar una autocaravana, e incluso probé alguna que otra. Pero lo alto del presupuesto para comprar una decente y la gran cantidad de problemas que tiene la gente para dormir en ella me hicieron pensarlo mejor.

Quiero un vehículo que pueda tener aparcado en la puerta de casa. Que pueda salir en cualquier momento y que pase desapercibido para dormir.

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Después de leer varios foros, y de ver muchos modelos de furgonetas, me decidí por una ford transit.

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La ford transit y la Fiat Ducato han sido siempre la parte mecánica de la mayoría de autocaravanas pequeñas, y su motor es uno de los más fiables y robustos.

También es la furgoneta por excelencia de los gitanos de los mercadillos.

Una vez decidido el modelo, me llamó la atención la versión semi-elevada, aunque tenía curiosidad por comprobar la capacidad de la elevada.

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Por eso, cuando vi una ford transit elevada a buen precio en milanuncios, sabia que había muchas posibilidades de que fuera una furgo de mercadillo o de chatarra y que estuviese destrozada. Aun así quería medir el espacio interior para hacerme una idea de cuantos muebles podría meter allí dentro.

Llamé al teléfono del anuncio y el chico, de nombre Raimundo, intentó explicarme donde estaba la furgoneta. Por las indicaciones que me daba, me dio a entender que estaba en un barrio chungo.

Quedé con él al cabo de un rato en una gasolinera cercana pero fuera de la zona “conflictiva”. No quería sustos.

Para no llamar la atención me quité el reloj, me puse una camiseta vieja y puse el bolso en el maletero del coche. Conozco la zona porque mis abuelos vivían cerca, y siempre se han contado historias muy chungas. Mejor no llamar la atención.

Nada más llegar a la gasolinera le llamé indicandole el coche que llevaba. A los quince minutos llego un ford escort rojo metalizado conducido por un chaval joven y me hizo señas para que le siguiese. Se dirigió a la zona chunga. Empecé a ponerme nervioso.

Baraje la opción de largarme de allí cagando leches, pero tenia curiosidad por ver la furgoneta. De todas formas, mientras no bajase del coche no tenía por que pasar nada. Si veía algo raro podría irme en cualquier momento. Pensándolo bien ahora no lo veo tan claro.

Después de un par de calles, el coche se metió en el parking descubierto de un edificio cercano. Una enorme furgoneta blanca estaba atravesada en tres plazas de parking, rodeada por varios chavales sin camiseta jugando al fútbol y gritando.

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Sentado en una silla playera, un gitano gordo con sombrero nos esperaba.

Probablemente era la peor furgoneta que había visto nunca. “En buen estado” decía el anuncio. “Y como será en mal estado”- me pregunté.

Las puertas no abrían ni cerraban, el tubo de escape, lleno de óxido se arrastraba por el suelo y el interior, forrado con madera, estaba parcialmente desintegrado.

Parecía que había explotado una granada en su interior.

Nada más verla quise salir corriendo, pero no me pareció buena idea. Pregunté cuantos kilómetros tenia aquel amasijo de hierros.

– Pocos.. sobre 430.000 .

Puse cara de póker,

– Pero el motor esta cambiado..(silencio) … a los 300.000. -dijo el gitano joven mirando al suelo.

– Toma toma, pruébala. -me dijo tirándome las llaves.

Me senté en la cabina y la encendí. La verdad es que el motor no sonaba mal.

– Tiene buen corazón. -me dijo el gitano gordo. – Es la mejor furgoneta que vas a encontrar por aquí.

.- Claro claro. -le dije yo- Si se ve que está muy bien pero tengo que ver alguna más.

Antes de despedirme les dije si podía sacar algunas fotos.

Saqué dos o tres y me monté en el coche.

Empezaba a tener prisa por salir de allí.

 

 

2 comentarios

  1. CamperVan de Ruta (@campervanderuta)

    Menuda experiencia! yo creo que me habría ido mucho antes! 😀

  2. Jose Miguel

    Jajajaja Claro CamperVan de Ruta, pero entonces me quedaría sin historias para el blog !!! Por mis lectores lo que haga falta…