Con la caravana bien limpia llegó la hora de disfrutarla. Esta vez escogimos un camping tan veterano como enorme, situado en una de las zonas más turísticas del Mediterraneo: El camping Caravaning La manga (del Mar menor en Murcia).
El Camping Caravanning La Manga es un camping veterano de playa y eso se nota. Como empiezan a ser fechas complicadas, intenté llamar para reservar parcela pero me dijeron que no era necesario. Tenian razón: el camping estaba casi vacío. Su web como viene siendo habitual en muchos campings tiene formato de hace diez años. Ni siquiera tiene un plano (lógico pues no admiten reservas).
El acceso al Camping Caravaning La Manga es relativamente sencillo, ya que está junto a la carretera y bien señalizado. Tardamos unas dos horas aproximadamente desde Alicante. Podría hacerse en menos pero el tráfico era abundante tanto en la ida como en la vuelta. Nada más llegar un señor en la puerta te indica donde hay un buen aparcamiento donde dejar la caravana mientas te registras.
Me llamó la atención que la señorita de recepción me puso en la parcela que quiso. “puedes cambiarla si no te gusta” me indicó. Era el procedimiento habitual. Solo me preguntó si la queria de 80 metros o de 100. Las de 100 son las que están cerca de la playa. Como no somos demasiado playeros, opté por una de las “pequeñas”. Sobraba espacio. Eran enormes. Apenas teniamos vecinos. La tranquilidad era absoluta.
El camping se divide básicamente en una calle que llega desde recepción hasta la playa con parcelas a ambos lados. Nuestra parcela estaba justo en medio del camping. Hasta la playa habría unos diez minutos andando. Con bártulos y niños mejor coger el coche. Eso hicimos.
La parcela estaba a pocos metros de los aseos, tenía toma de agua y estaba delimitada por un seto y algunos árboles. El suelo era de grava como es habitual y la toma de luz no era la estandar de casa sino la otra. A usar el adaptador que siempre llevo. Somos novatos pero no tanto.
Después de instalar el campamento y cenar, comprobamos que los mosquitos eran como gorriones. Mal asunto. Zafarrancho de combate y todos a la caravana a ver la tele con el Fogo-electric puesto y embadurnados de Aután.
Dos sitios queriamos conocer ese fin de semana: La Manga y Cartagena. Decidimos empezar por lo más cercano (error, luego veremos por qué) y el Sábado recorrimos esa Manga tan conocida y de la que no sabiamos nada.
La manga del Mar Menor es una estrecha franja de tierra que separa el Mar Menor del Mar Mediterráneo. Se puede recorrer en coche hasta poco más de la mitad, donde hay una reserva natural y el acceso solo es a pié. Está totalmente edificada con hoteles y complejos de apartamentos. Hay zonas en las que apenas mide cien metros y zonas en las que mide más de un kilómetro. Resulta un paisaje curioso de ver.
En medio del Mar Menor hay algunas pequeñas islas. La vegetación en la Manga es escasa, debido a la urbanización salvaje de la zona y sobre todo a que fue quemada hace algunos siglos por ser un buen refugio para los piratas.
Como curiosidad a mitad de la Manga tenemos un puente que se abre y cierra varias veces al día para que pasen los barcos provocando algún que otro atasco. Conviene informarse del horario antes de cruzar por allí.
Esa noche tuvimos un “visitante” inesperado. Aquí lo tenéis. Un escarabajo rinoceronte vino volando a hacernos compañía.
Esa noche y a pesar de que el camping estaba muy pero que muy vacío, nos pusieron gente en las dos parcelas contiguas.
Un matrimonio joven que alquiló una pedazo de autocaravana (nos comentaron que el alquiler les costó 1.170 euros para 10 días) nos hizo compañía. Habría sido agradable de no ser por los berridos nocturnos de su niño pequeño. En fin cosas del directo. Todos hemos pasado por eso por lo que hay que tener paciencia. Hoy por ti y mañana por mi (aunque espero que nadie me tenga que hacer ese favor de nuevo…)
Creo que nos “juntaron” para no tener que limpiar los aseos. Es lógico en un sitio tan grande economizar recursos de esa forma. No obstante se hubiese agradecido que nos diesen un poco más de intimidad sepárandonos al menos un par de parcelas.
Por cierto ha sido el primer camping donde he visto varias veces pasar a los vigilantes de seguridad montados en carritos de Golf. No uno sino dos de patrulla. No se si me da tranquilidad o me pone mas nervioso. Sobre todo después de leer algunos comentarios acerca de robos en el camping..
Sobre las instalaciones del camping comentar que los aseos estaban limpios, lo cual me preocupaba un poco porque había leído en algún foro que la limpieza brillaba por su ausencia.
Dos cosas son mejorables: una que el suelo SIEMPRE esta mojado debido a las duchas. Observad donde esta el desagüe: en la mitad de los aseos. Casi me la pego un par de veces. Nunca lavarse los dientes fue tan arriesgado.
La otra cosa mejorable es que solo hay dos dispensadores de papel higiénico y están fuera del váter.
Para los olvidadizos como yo puede ser un problema. Y más aún si sueles ir varias veces al día.
En cuanto al resto de instalaciones, el lavadero/fregadero como es habitual está en el exterior de los aseos:
Y como curiosidad es un camping con Iglesia…
Casi tan raro como el lavadero de mascotas (es la primera vez que lo veo).
Más de la mitad del camping está ocupado por parcelas techadas muchas de ellas con mobil-homes o casas de madera.
A veces solo cuentan con una caravana y muchas maderas a modo de poblado chabolista.
Mi mujer y yo las llamamos cariñosamente “corrales”.
Al fondo se puede ver la playa. Como veis cerca lo que se dice cerca no está.
Y por supuesto donde hay giris podemos encontrar sus extrañas caravanas. Aunque llamar a eso caravana es quedarse corto. Se parece más al Motorhome de Fernando Alonso que a mi vieja Moncayo.
Otra cosa curiosa que vi fue una especie de señal que colocaban algunos giris itinerantes para señalar que esa parcela estaba ocupada.
Era como esas señales amarillas de plástico que ponen en el Macdonalds para avisar del suelo mojado.
Los españoles hubiésemos dejado las mesas y las sillas pero se ve que hay gente que no se fia.
Ya lo dice el refrán “Español, embustero y ladrón”.
Y por último el Domingo hicimos una visita relámpago a Cartagena. Como comenté antes fue un error dejarla para el Domingo pues todo lo visitable esta cerrado ese día. De todas formas no estaba el horno para bollos pues una niña se nos puso con cuarenta de fiebre y tuvimos que hacer un tour buscando la farmacia de guardia.
Una vez conseguido ese “balsamo que todo lo cura” llamado Dalsy, continuamos con la visita relámpago en la zona del Puerto de Cartagena.
Con algún que otro barco “pequeñito”.
Y unos cuantos cañones en la puerta del Museo Naval, que por cierto solo abre de lunes a viernes por la mañana de 9.00 a 14.00.
Y caída la tarde la fiebre apareció de nuevo. Decidimos irnos a casa a pesar de que me había cogido el lunes libre.
Como bien se dice.. Una retirada a tiempo es una victoria…
PEPE
FANTÁSTICO ARTICULO