Aprovechando el buen tiempo de la Semana Santa y un par de dias de vacaciones, nos decidimos a hacer una salida al norte de la provincia de Alicante, a uno de los sitios con mejores playas de la Costa Blanca: Javea / Xàbia. Esta vez faltó previsión y el camping no nos gustó.
Desde hace unos años, durante el invierno, solemos hacer campismo en bungalows. El enemigo en estas fechas es el frío. Y los bungalows tienen una hermosa calefacción y un acogedor comedor donde pasar el dia, que contrasta con nuestra pequeña y fría caravana.
Este invierno hemos hecho un par de salidas de las que hablaré pronto, pero ya teníamos muchas ganas de acondicionar nuestra caravana para afrontar la temporada de verano. Había que aspirarla, limpiarla, y revisar la comida, mucha de ella caducada.
Por ello y aunque apenas teniamos de jueves a sábado libres por motivos de trabajo, decidimos hacer una escapada a un lugar cercano pero aún desconocido: Jávea o Xàbia como se dice en valenciano. Concretamente al Camping El Naranjal.
Llamamos al primer camping que se llamaba el Naranjal y nos dijeron que había sitio de sobra y que no admitian reservas (!!).
Luego entendimos el porqué.
Así que hicimos una compra rápida, agarramos unas maletas y las bicis de las niñas y nos fuimos a recoger nuestra vieja pero confortable caravana, que estaba cubierta de polvo pero en el mismo lugar del parking que la habiamos dejado hacía unos meses.
El viaje duró más de lo previsto. Cometí el viejo error de dirigirme directamente a la ciudad de destino (Javea) por la autopista y allí marcar la dirección del camping en el GPS. Tenía que haberlo programado desde el inicio, ya que los campings normalmente están en las afueras y este no era una excepción.
Después de corregir manualmente la ruta del GPS (ya que me quería llevar campo a través) y dudar sobre el camino de entrada (no estaba muy bien señalizado) llegamos al camping.
Nada más llegar, descubrí que no había sitio para dejar el coche mientras entrabamos a recepción a registrarnos. Una empleada me indicó que entrara dentro del camping y eso hice. Intenté dejar el conjunto en un sitio donde no molestase, pero era imposible así que la deje en medio de la carretera pero unos metros al interior del camping, bloqueando el paso de los vehiculos. Podría haberme escorado pero no me apetecía golpear mi caravana contra un árbol solo porque alguien no había previsto un sitio para estacionar en la entrada.
Con la caravana aun bloqueando el paso, al volver a recepción tuve el segundo problema: No llevaba ni el dni ni el permiso de conducir. mi día mejoraba.
Después de aleccionarme moralmente ("Imagina que te encuentras con la policia y tu sin documentación"), la empleada registró el dni de mi mujer y me dio la ficha-llave para abrir y cerrar la puerta. Aún cansado del viaje y avergonzado por no llevar ni el dni ni el carnet de conducir, escogí rápidamente una de las parcelas próximas a la entrada del camping. Era grande, no tenia vecinos alrededor y colocar la caravana era muy fácil. Otro error.
Error porque al estar próxima la parcela de la entrada, el flujo de coches era interminable y ello me obligaba a estar pendientes de las niñas cada vez que se oia un motor. Ya que se pasaron todo el tiempo paseando alegremente con su bici de un lado para otro.
Bueno, pensé yo. Vamos a relajarnos. Estamos de vacaciones en un camping. Así que despues de conectar la luz, bajar las patas y sacar el suelo y las mesas, me dirigí a los aseos. Con tanto nervio me había dado un apretón.
Depues de caminar mas de lo deseado para llegar a los aseos, me di cuenta de otro detalle: No había papel en el WC.
No es que no quedase, sino que los aseos no tenían ni portarollos. Con un cabreo monumental y apretando las posaderas, volvi dando un paseo a la caravana. Definitivamente aquel no era mi dia.
Mientras caminaba de nuevo hacia el WC esta vez con un rollo en la mano, recordaba las acampadas de mi juventud, cuando nos tocaba cagar en medio de la montaña con la única compañía del viento y de un rollo de papel higiénico rosa.
Hace falta ser miserable para cobrarnos 45 euros por noche en un camping sin agua en la parcela, ni spa, ni gimnasio ni club infantil y no incluir el papel higiénico ni el jabon del baño.
Como veis el camping me gustó. Y por si fuera poco les pedi la clave del Wifi y me dijeron que valia tres euros por dia.
¿Podía la cosa empeorar? Si, amigos. La ley de Murphy siempre se cumple.
– El personal era antipatico.
– Los contenedores de basura estaban a tomar por saco.
– Algun genio puso el vaciado del WC Quimico en la carretera, justo al lado de los fregaderos.
– Nos dieron largas al pedir salir un poco más tarde de las 12 el último día (con medio camping vacío).
– La sala de Internet no tenía Internet.
– Había un bar justo pegado al camping con fiesta y jaleo por la noche.
– Había que coger el coche para ir a la playa (o andar 800 metros con los bártulos)
Vamos.. que aunque fuese el último camping sobre la tierra no volvería jamás.
Pero el viaje, aunque breve. también tuvo cosas buenas.
Por un lado conocimos a una pareja de Sueca y a su hijo Andreu (desde aquí les mando un saludo), el cual hizo buenas migas con nuestras pequeñas y se pasaron el tiempo con la bici de un lado de la calle al otro.
Y por otro las playas y las calas de la zona son impresionantes.
Aquí abajo la cala de La Granadella. Lo malo fue que cuando intentamos visitarla el viernes por la tarde nos pelamos de frio.
En fin.. un viaje express de dos dias cerca de casa a un camping francamente mejorable.